El Medallón No. 2

El Medallón No. 2

[julio]

Este óleo sobre tabla de siglo XVIII, perteneciente a la colección de Los Medallones, atribuida al pintor Diego José Hilaris, muestra uno de los hechos prodigiosos más conocido y antiguo de la Virgen. Según cuenta el canónigo Alcocer en el 1950, la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, fue transportada por mar desde Higüey hasta la Catedral de Santo Domingo y en medio del pueblo reunido junto a la jerarquía eclesiástica, cuando el arzobispo abre el arca de tres llaves donde se encontraba, ante el asombro de todos, la obra había desaparecido. La misma, volvió a aparecer en Higüey y luego de este acontecimiento, fue enviado un representante de la Iglesia a construir el primer santuario mariano de América. A partir de entonces, se entiende que Nuestra Señora de la Altagracia quiere permanecer en Salvaleón de Higüey.  

Este medallón es el único con formato horizontal dentro de la serie y representa el más grande e interesante a nivel pictórico, de composición y narración, ya que es una obra cargada de elementos y detalles, dentro de los que podemos destacar: la cantidad de personajes casi todos con el mismo rostro, la Puerta de San Diego, el río Ozama, parte del Alcázar de Colón, el arca vacía sobre una mesa con mantel, el arzobispo, el gobernador y el capitán general con brazos abiertos, también se pueden observar un fraile franciscano y uno dominico, dos cruces procesionales y dos ciriales, entre muchos otros detalles. 

La cartela original del medallón contiene el siguiente texto: “Determinaron los señores del cabildo de la ciudad de Santo Domingo enviar un prebendado por Ntra. Señora de la Altagracia y habiendo llegado a la barca, dieron parte para llevarla en procesión y habiendo venido, se hallaron sin ella y admirados de este prodigio, dispusieron que viniera un prebendado a hacer esta iglesia y dieron gracias a Dios”. 

El nombre de medallón de estas piezas, viene dado por su forma ovalada con un lazo en la parte superior y una cartela descriptiva debajo que, en conjunto, le proporcionan la forma de esos accesorios que en la antigüedad las señoras utilizaban como algo de valor que se atesora y se lleva consigo, al igual que esos favores recibidos por la intercesión de Nuestra Señora de la Altagracia. 

La muestra completa, originalmente contaba con veintisiete pinturas en óleo sobre tabla, narrando los milagros de la Virgen, las cuales por muchos años formaron parte del patrimonio correspondiente al antiguo santuario y de las cuales, con los estragos del tiempo, sólo se pudieron rescatar dieciséis. 

La exposición de los medallones representa una de las colecciones más valiosas de arte religioso en la República Dominicana y puedes apreciarla en la Sala con mismo nombre dentro del Museo de la Altagracia. 

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