Nuestra Señora de Guadalupe
México
La Virgen de la Altagracia es una de las advocaciones marianas más queridas en la República Dominicana.
Considerada la Protectora del Pueblo Dominicano, su devoción se remonta a los primeros años de la colonización española, cuando la fe cristiana fue traída por los misioneros a la isla.
El comerciante y el peregrino misterioso
Una de las historias más difundidas cuenta que un comerciante de Higüey, a pedido de su hija, partió en busca de una imagen de la Virgen. Durante su viaje, se encontró con un peregrino misterioso que, al conversar sobre la devoción mariana, le entregó el cuadro. Al recibirlo, el peregrino desapareció sin dejar rastro, lo que fue interpretado como un milagro.
La llegada con los hermanos Trejo
Otra versión sostiene que los hermanos Alonso y Antonio Trejo, originarios de Extremadura, España, trajeron la imagen consigo al establecerse como encomenderos en Higüey. A través de ellos, la devoción fue arraigándose entre los primeros habitantes del país.
Con la creciente devoción a la Virgen, comenzaron a atribuirse a su intercesión numerosos milagros. Uno de los más significativos es el del naranjo milagroso: la imagen fue trasladada varias veces, pero cada mañana aparecía en el mismo lugar, a los pies de un naranjo en la región de Higüey. Este hecho fue interpretado como una señal de que ahí debía establecerse su santuario.
A lo largo de los siglos, innumerables fieles han atribuido sanaciones, protecciones y favores a la Virgen de la Altagracia, lo que consolidó su lugar como la madre protectora de la Nación Dominicana.
Inicialmente, la imagen de la Virgen fue venerada en la Iglesia de San Dionisio, el primer templo construido en su honor en Higüey. Sin embargo, con el tiempo, el crecimiento de la devoción y la gran afluencia de peregrinos hicieron necesario un santuario más grande.
En 1954, el Papa Pío XII autorizó la construcción de la actual Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, que fue inaugurada el 21 de enero de 1971. Esta majestuosa iglesia es el principal centro mariano de la República Dominicana, un destino de peregrinación y fe donde miles de devotos acuden cada año.
Cada 21 de enero, miles de fieles dominicanos y extranjeros acuden a Higüey para celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia. Ese día se celebran misas, procesiones y actos de fe en su honor.
Más allá de lo religioso, la Virgen forma parte del imaginario cultural dominicano, presente en arte, monedas, música y altares familiares como símbolo de unidad, protección y esperanza.
Cada 21 de enero, miles de fieles dominicanos y extranjeros acuden a Higüey para celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia. Ese día se celebran misas, procesiones y actos de fe en su honor.
Más allá de lo religioso, la Virgen forma parte del imaginario cultural dominicano, presente en arte, monedas, música y altares familiares como símbolo de unidad, protección y esperanza.
La Virgen María ha sido invocada a lo largo de la historia en diversas advocaciones según contextos culturales y acontecimientos particulares. Entre las más conocidas destacan: Cada advocación refleja una faceta única del amor maternal de María hacia sus hijos, fortaleciendo la fe en distintas culturas del mundo.
“Bajo tu manto, Virgen de la Altagracia, ponemos nuestra fe y esperanza.”